domingo, 27 de septiembre de 2015

Seis meses


¡Seis meses ya de muerta! Y en vano he pretendido 
un beso, una palabra, un hálito, un sonido... 
y, a pesar de mi fe, cada día evidencio 
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio... 

Si yo me hubiese muerto, ¡qué mar, qué cataclismos, 
qué vértices, qué nieblas, qué cimas ni qué abismos 
burlaran mi deseo febril y omnipotente 
de venir por las noches a besarte en la frente, 
de bajar con la luz de un astro zahorí, 
a decirte al oído: No te olvides de mí. 

Y tú, que me querías tal vez más que te amé, 
callas inexorable, de suerte que no sé 
sino dudar de todo, el alma, del destino, 
¡y ponerme a llorar en medio del camino! 
Pues con desolación infinita evidencio 
que detrás de la tumba ya no hay más que silencio...



Amado Nervo