El viento pasaba igual que las ideas, dejando con un suspiro
abrumador el conocimiento y volviendo a la memoria la historia de aquel ser que
fijado el destino lo tenía.
Esta era la historia de un mago que vivía en un bosque
encantado a la lejanía de la ciudad, donde el paisaje y el clima podían alegrar
un alma, menos el suyo. Había un clima muy cálido por las mañanas y en las
tardes esta maravilla se transformaba en tinieblas en la misma puerta de la
morada del mago. En uno de esos días cuando estuvo paseando cerca de un lago
parlante se echó a llorar, pues a pesar de ser un gran mago no había podido
encontrar la magia más hermosa y sincera del mundo: el amor.
Paseaba por el bosque secando sus lágrimas, encontrándose con
la única compañía que tenía, su única amiga que lo veía cada noche, cada vez
que el sol tiñera sus colores y todo se volviera negro, esa era la luna, la que
le daba día tras día fuerzas y mudas palabras de aliento para soportar el vacío
y la tristeza que llevaba dentro, ya que su destino era ese porque un hechicero
lo maldijo y su larga soledad se ha hecho cumplir hasta el sol de aquella tarde
que pasaba por entre las espesas ramas de los árboles.
Estuvo dando algunos pasos con la cabeza baja y al sentir una
presencia la mirada alzó, encontrándose con una mujer de figura pequeña que
denotaba una bella sonrisa y una misteriosa expresión, era un hada del bosque
con la que empezó a encontrarse cada noche en compañía de la luz de la luna y
desde ese momento se enamoraron.
El hechicero
malvado de esto se había enterado y desafiando al joven mago fue a encontrarlo.
Atacó a los amantes y a cada uno de los que se encontraban en el pueblo menos
al mago ya que por su sangre era inmune a poderes para ninfas y animales. El
hechicero se posó frente a él y de un modo desafiante y burlesco le dijo:
- ¿Recuerdas la
maldición que te puse cuando eras joven?
- Claro que lo
recuerdo maldito, si gracias a ti no he podido ser feliz.
En esa pequeña
discusión en la que se hallaban, el hada reaccionó de su sueño, el hechicero
astuto en un movimiento en su lado estaba dejando atrás al mago al cual le
arrojó un poder y dejó inmóvil al mago. Se llevó al hada y el mago por el
hechizo solo pudo ver como poco a poco se alejaba con el amor de su vida.
En su castillo, día
y noche el mago pasaba pensando la manera de volver ver a su amada, para que le
devolviera su amor y su dulce mirada con las que días anteriores feliz y
enamorado estaba.
Al fin, de unos
cuantos meses el mago halló a su amada, en la torre de un castillo olvidado que
había ocupado el hechicero. De un solo soplo la puerta derrumbó y al castillo
con ansias entró, corrió hacia el último cuarto de la torre pero en una trampa
cayó, se liberó rápidamente y a su amada fue a rescatar aunque al hechicero fue
a encontrar.
“Libere a mi hada,
o mi vida y mi sueño arriesgaré para poder a mi hada volver a ver”. El malo de
esta historia poco o nada se rió pero con una mirada seria le dijo: “Ni lo
pienses, no seas estúpido. Esa hada me servirá para conquistar el mundo y si el
llanto te logro sacar, pues estas destinado a llorar”, el mago de rabia y
frenesí sangriento se armó. Poder por aquí, poder por allá, pero al final sólo
uno podía ganar; mal herido se encontraban pero aún así el mago luchaba por su
amor y el hechicero solo por diversión, hasta que el mago de un golpe propinó e
hizo acabar la vida del hechicero –al menos eso pensó él- pues se retiró y en
busca de su hada se marchó.
Al llegar a la
celda rompió el candado y la puerta tumbó, con un beso y un abrazo el hada lo
recibió pero el romance duró muy poco pues el hechicero mal herido reapareció y
atacando al mago con un puñal gritó: “No te dejaré ser feliz rufián, por eso te
voy a matar”, un ataque lanzó tan fuerte que al mago impactó y el hada en
llanto una daga cogió y en un ojo al hechicero se la clavó. Luego corrió donde
su amado y entre sus brazos sus últimas palabras pronunció:
“Hada, hermosa… yo
luché por este amor pero la traición del destino no nos dejó continuar. Ya no
quiero verte llorar, quiero que sonrías y recuerdes a este mago al que compañía
le diste y le enseñaste lo que significa amar y que dio su vida por ti..
¿Tú darías la vida
por proclamar un amor?
----Micoadt y Helena H.--
(Este relato fue escrito por mi amigo y yo lo ayudé con algunas cosas, era aún más largo el cuento. participamos con este escrito en un concurso- inspirado en una canción de rata blanca)
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