miércoles, 17 de septiembre de 2014

"La tonta historia de un segundo"


Habíamos los dos coincidido en esta vida. Para él fue un placer y yo no lo sentí así en ese entonces, no con una intensidad que ahora me invade. Tampoco me gustaban sus besos y la insistencia que tenía para ello; sin embargo, hoy extraño cerrar los ojos o abrirlos y mirar aquellos ojos que brillaban sólo cuando sonreía de esa manera que yo amaba.
Le dije varias veces que sus ojos, que su mirada me encantaban, no sé si lo recordará ahora y es que da lo mismo si no es así. Su voz era gruesa, no fluía bien pero era un placer escucharlo, aunque a veces, decir cosas obvias pero que generaba un tema de conversación a la salida de toda actividad. Sus manos eran casi del tamaño de las mías, algo toscas pero se acomodaban a mi mano, era a la ‘medida’.

Le había dicho yo que mi ‘no hablar’ era compensado porque podía escribir, porque había encontrado una manera de expresar mis ideas a través de un papel o una máquina (y estoy de nuevo, con esa sensación que no sentía hace tiempo, ese nudo de garganta que duele más que una infección o que un pre-infarto). Al parecer esto de mis silencios le molestaba, le iba molestando aunque no quiso admitirlo. Como dos veces me dijo si yo podría escribirle algo pero no podía en ese entonces. Debí decirle que tal vez me desempeñaba mejor cuando extrañaba a alguien que cuando amaba a alguien. 

Estuve pensando entre estos dos títulos para este pequeño fragmento que no sé si tendrá un final: "La increíble historia de un segundo" o "La tonta historia de un segundo". Elegí la segunda porque marcaba bien todo lo que hasta ahora había ocurrido, era algo tonto, tan fugaz.. tal vez estemos clasificados en un Dx de un trastorno como el de manía. Algo rápido, fugaz pero intenso que como todo intenso dura poco. 

"[...] Y me envenenan los besos que voy dando
Y sin embargo cuando duermo sin ti, contigo sueño"


Émile

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