¿Y tú, sabes hasta cuando vas a vivir?
Parece algo muy repetido, muy a cliché, que una y otra vez escuchamos, leemos e incluso repetimos, para mí al menos las horas y los días iban en cuenta regresiva.
Cuando pudieron darme la noticia quedé petrificada, un llanto contenido hacía revolver mi estómago y aparecía un tenue dolor en la garganta que poco a poco tomó mayor importancia ya que no podía decir una palabra más. Salí de la sala junto con su "buena suerte" del médico y caminé aletargadamente, como quien quiere caerse desmayada pero eso no era lo mío, nunca antes me había desmayado, no era una persona débil físicamente o al menos no hasta ahora, pero mis piernas podían sostenerme muy bien aunque caminaba con una lentitud de senectud. Dentro del baño del hospital quedé una rato encerrada llorando y autoconsolándome, respirando hondo y tratando de disociarme y encontrar compañía en mí misma.
No podía contarle a nadie,
Siempre a modo de broma le decía a mis padres que ellos me habían heredado, aparte de rasgos físicos sus enfermedades. El cáncer se llevó a mi abuela cuando mi madre tenía 14 años y muchas primas y tías la siguieron rápidamente, después de otros años más. No había más que hacer que empezar a vivir.
Uno puede vivir muchas veces, empezar de nuevo. Yo, que el infortunio siempre iba de mi lado, había muerto muchas veces pero renacía a medias, dejando partes mías sin signos de vida.
Pero esta vez debía vivir, lo cual significaba arriesgar más.
.....
H.H
No hay comentarios:
Publicar un comentario