sábado, 28 de noviembre de 2020

Despedida de un paisaje


No le reprocho a la primavera
que llegue de nuevo.
No me quejo de que cumpla
como todos los años
con sus obligaciones.

Comprendo que mi tristeza
no frenará la hierba.
Si los tallos vacilan
será sólo por el viento.

No me causa dolor
que los sotos de alisos
recuperen su murmullo.

Me doy por enterada
de que, como si vivieras,
la orilla de cierto lago
es tan bella como era.

No le guardo rencor
a la vista por la vista
de una bahía deslumbrante.

Puedo incluso imaginarme
que otros, no nosotros,
estén sentados ahora mismo
sobre el abedul derribado.

Respeto su derecho
a reír, a susurrar
y a quedarse felices en silencio.

Supongo incluso
que los une el amor
y que él la abraza a ella
con brazos llenos de vida.

Algo nuevo, como un trino,
comienza a gorgotear entre los juncos.
Sinceramente les deseo
que lo escuchen.

No exijo ningún cambio
de las olas a la orilla,
ligeras o perezosas,
pero nunca obedientes.
Nada le pido
a las aguas junto al bosque,
a veces esmeralda,
a veces zafiro,
a veces negras.

Una cosa no acepto.
Volver a ese lugar.
Renuncio al privilegio
de la presencia.

Te he sobrevivido suficiente
como para recordar desde lejos.


Wisława Szymborska
Traducción de Gerardo Beltrán

martes, 24 de noviembre de 2020

Ya no

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.

No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.

Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.

No volverá a tocarte.

No te veré morir

Idea Vilariño
Poeta uruguaya

viernes, 30 de octubre de 2020

Los nueve mounstros

Y, desgraciadamente,
el dolor crece en el mundo a cada rato,
crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,
y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces
y la condición del martirio, carnívora, voraz,
es el dolor dos veces
y la función de la yerba purísima, el dolor
dos veces
y el bien de ser, dolernos doblemente.

Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,
más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece
con la res de Rosseau, con nuestras barbas;
crece el mal por razones que ignoramos
y es una inundación con propios líquidos,
con propio barro y propia nube sólida!
Invierte el sufrimiento posiciones, da función
en que el humor acuoso es vertical
al pavimento,
el ojo es visto y esta oreja oída,
y esta oreja da nueve campanadas a la hora
del rayo, y nueve carcajadas
a la hora del trigo, y nueve sones hembras
a la hora del llanto, y nueve cánticos
a la hora del hambre y nueve truenos
y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,
por detrás, de perfil,
y nos aloca en los cinemas,
nos clava en los gramófonos,
nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente
a nuestros boletos, a nuestras cartas;
y es muy grave sufrir, puede uno orar…
Pues de resultas
del dolor, hay algunos
que nacen, otros crecen, otros mueren,
y otros que nacen y no mueren, otros
que sin haber nacido, mueren, y otros
que no nacen ni mueren (son los más).
Y también de resultas
del sufrimiento, estoy triste
hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,
de ver al pan, crucificado, al nabo,
ensangrentado,
llorando, a la cebolla,
al cereal, en general, harina,
a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,
al vino, un ecce-homo,
tan pálida a la nieve, al sol tan ardido!

¡Cómo, hermanos humanos,
no deciros que ya no puedo y
ya no puedo con tanto cajón,
tanto minuto, tanta
lagartija y tanta
inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!
Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.


César Vallejo
Poeta peruano

Ha vivido mi alma

Ha vivido mi alma en las Edades viejas
en un guerrero heroico y un galán trovador,
y en gentiles mancebos de enroscadas guedejas
enamorada siempre de una prohibición.

Mi alma fue de Tartufo, de un ídolo pagano,
de un impúber de lesbia, de un fauno y de un bufón;
vivió dentro del cuerpo de un gladiador romano,
y en el cuerpo caduco de un viejo Faraón.

Ha vivido en las aguas y ha vivido en las rosas,
ha vivido en los hombres y ha vivido en las cosas,
buscando siempre amor.

Irá hacia un país lejano de sátiros traviesos
y de labios de sangre que conviertan en besos
las cosas que no son...

Y vivirá mi alma en las cosas futuras
sintiendo las saetas de nuevas desventuras,
en una larga, triste, cruel peregrinación...


Abraham Valdelomar
Poeta peruano

miércoles, 28 de octubre de 2020

Amor de tarde

Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cuatro
y acabo la planilla y pienso diez minutos
y estiro las piernas como todas las tardes
y hago así con los hombros para aflojar la espalda
y me doblo los dedos y les saco mentiras.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las cinco
y soy una manija que calcula intereses
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas
o un oído que escucha como ladra el teléfono
o un tipo que hace números y les saca verdades.
Es una lástima que no estés conmigo
cuando miro el reloj y son las seis.
Podrías acercarte de sorpresa
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos
yo con la mancha roja de tus labios
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Mario Benedetti

lunes, 21 de septiembre de 2020

El Puente

Si me dicen que estás al otro lado
de un puente, por extraño que parezca
que estés al otro lado y que me esperes,
yo cruzaré ese puente.
Dime cuál es el puente que separa
tu vida de la mía,
en qué hora negra, en qué ciudad lluviosa,
en qué mundo sin luz está ese puente,
y yo lo cruzaré.


Amalia Bautista
Poeta española

viernes, 18 de septiembre de 2020

Un final verosímil

Tendría que haber un lugar adonde ir
cuando no puedas conciliar el sueño
o estás cansado de emborracharte
y la hierba ya no da resultado,
y no me refiero a pasarse
al hachís o a la cocaína,
me refiero a un lugar adonde ir aparte de
la muerte que aguarda
o un amor que ya no
funciona.

Tendría que haber un lugar adonde ir
cuando no puedes conciliar el sueño
aparte de un televisor o una película en el cine
o comprar un periódico
o leer una novela.

Es no tener ese lugar adonde ir
lo que crea la gente que ahora está en los manicomios
y los suicidas.

Supongo que lo que hace la mayoría de la gente
cuando no hay adonde ir
es ir a algún lugar o hacer algo
que no les satisface ni de lejos,
y ese ritual tiende a desbastarlos
hasta permitirles seguir adelante de alguna manera
incluso sin esperanza.

Esas caras que ves todos los días por la calle
no fueron creadas
del todo sin
esperanza: sé amable con ellas:
al igual que tú
no han
escapado.


Charles Bukowski
Poeta Alemán

jueves, 17 de septiembre de 2020

La danza de las horas

Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana;
hoy, que parece un niño juguetón la mañana,
y el sol parece como que quisiera subir
corriendo por las nubes, en la extensión lejana,
hoy quisiera reír...

Hoy, que la tarde está dorada y encendida;
en que cantan los campos una canción de vida,
bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar,
hoy, la muerte parece que estuviera dormida,
hoy quisiera besar...

Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento;
hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento,
a cuyo paso eriza su cabellera el mar;
hoy, que las horas tienen un sonido más lento,
hoy quisiera llorar...

Hoy, que la noche tiene una trágica duda,
en que vaga en la sombra una pregunta muda;
en que se siente que algo siniestro va a venir,
que se baña en el pecho la tristeza desnuda,
hoy quisiera morir...



Abraham Valdelomar
Poeta Peruano

domingo, 13 de septiembre de 2020

Ida y vuelta


Cuando nos dirigimos al amor
todos vamos ardiendo.
Llevamos amapolas en los labios
y una chispa de fuego en la mirada.
Sentimos que la sangre
nos golpea las sienes, las ingles, las muñecas.
Damos y recibimos rosas rojas
y rojo es el espejo de la alcoba en penumbra.


Cuando volvemos del amor, marchitos,
rechazados, culpables
o simplemente absurdos,
regresamos muy pálidos, muy fríos.
Con los ojos en blanco, más canas y la cifra
de leucocitos por las nubes,
somos un esqueleto y su derrota.
Pero seguimos yendo.


Amalia Bautista
Poeta española

viernes, 28 de agosto de 2020

Soneto V

Si descubriera, de algún modo fortuito,
que has desaparecido para no volver jamás…

Si leyera en la contraportada de un diario, digamos,
sostenido por un vecino en el vagón del metro,
que en la intersección de esta avenida y esa calle
(de cosas así están repletos los periódicos)
un hombre apresurado, que resultaras ser tú,
hubiera muerto atropellado hoy a mediodía,
no rompería a llorar –no podría romper
a llorar, ni retorcerme las manos en un sitio así–,
no haría sino ver pasar las luces de la estación
con un interés más vivo reflejado en mi cara;
o levantaría la vista y leería con aún más interés
dónde guardar las pieles y cómo cuidarse el pelo.


Edna St. Vincent Millay
Poeta estadounidense

lunes, 24 de agosto de 2020

Historia de un amor

Para que yo pudiera amarte
los españoles tuvieron que conquistar América
y mis abuelos
huir de Génova en un barco de carga.

Para que yo pudiera amarte
Marx tuvo que escribir El capital
y Neruda la Oda a Leningrado.

Para que yo pudiera amarte
en España hubo una guerra civil
y Lorca murió asesinado
después de haber viajado a Nueva York.

Para que yo pudiera amarte
Virginia Woolf tuvo que escribir Orlando
y Charles Darwin 
viajar al Río de la Plata.

Para que yo pudiera amarte
Catulo se enamoró de Lesbia
y Romeo, de Julieta,
Ingrid Bergman filmó Stromboli 
y Pasolini, Los cien días de Saló.

Para que yo pudiera amarte,
Lluís Llach tuvo que cantar El segadors
Y Milva, los poemas de Bertolt Brecht.

Para que yo pudiera amarte
alguien tuvo que plantar un cerezo 
en la tapia de tu casa 
y Garibaldi pelear en Montevideo.

Para que yo pudiera amarte 
las crisálidas se hicieron mariposas 
y los generales tomaron el poder.

Para que yo pudiera amarte
tuve que huir en barco de la ciudad donde nací
y tú combatir a Franco.

Para que nos amáramos, al fin,
ocurrieron todas las cosas de este mundo
y desde que no nos amamos
sólo existe un gran desorden.


Cristina Peri Rossi
-Escritora uruguaya-

lunes, 17 de agosto de 2020

Si hoy volvieras

Si hoy volvieras
con los ojos cargados de promesas,
con las manos cargadas de caricias;

si hoy volvieras
con la mente ya limpia de traiciones,
con el alma ya limpia de rencores
¿qué podría yo darte?

Mis ojos ya vieron muchos paisajes,
mis manos se han hastiado de caricias,
tu imagen se ha borrado de mi mente
y tengo un alma nueva cada día...

Si hoy volvieras a amarme,
serías en mi vida un pobre extraño;
para el perdón, el tiempo no ha corrido,
pero para poder amarte es ya muy tarde.


Alfonsina Storni

Eulogio de la lejanía

En la fuente de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar del extravío.
En la fuente de tus ojos
el mar cumple su promesa.
Aquí arrojo yo,
un corazón que se detuvo entre los hombres,
mi ropa y el esplendor de un juramento:

Más negro en lo negro, más desnudo voy.
Sólo infidente soy fiel.
Yo soy tú si yo soy yo.

En la fuente de tus ojos
desvarar suelo y sueño un rapto.

Una red prendió una red:
nos separamos enlazados.

En la fuente de tus ojos
un ahorcado estrangula la soga.



Paul Celan
(Poeta rumano)
Versión de José Luis Reina Palazón, 1999

domingo, 9 de agosto de 2020

No volveré a ser joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan solo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.


-Jaime Gil de Biedma-
Poeta español

domingo, 19 de julio de 2020

1956

Y siento ganas de conocer
Todo a fondo.
En el trabajo, en mi camino,
En el disturbio amoroso.

Llegar a la esencia de los días,
Su el porqué,
A fondo, hasta sus raíces,
Hasta el mismo corazón.

Constantemente agarrar el hilo
Del destino y los acontecimientos,
Vivir, pensar, sentir, amar,
Realizar descubrimientos.

Tan solo si pudiera,
quizás en parte,
Escribiría ocho versos
Sobre las propiedades de pasión.

La ilicitud o los pecados,
Huidas y persecución,
Los imprevistos por precipitación,
Los codos y las palmas de las manos.

Sabría obedecerla a la ley,
Y encontrar donde reside su comienzo,
Repetiría iniciales de su nombre.

Cultivaría los poemas como si fuese un jardín.
Y del temblor profundo de las venas,
Saldrían floreciendo en seguida muchos tilos,
Uno tras otro, en fila pegaditos.

Y llenaría los pulmones de poemas
Con hálito de rosas y la menta,
El prado, las ciperáceas y el heno,
Detonaciones e inquietud de la tormenta.

Así otrora Chopin pudo inculcar
Milagros de las granjas, los parques,
Y boscajes y de las sepulturas
en sus études.

El logro del triunfo
Del juego y el verdugo,
Como el flechar de cuerda
De un arco turgentudo.




Boris Pasternák
(Poeta Ruso)
Tokareva, Kseniya [Blog Internet]. Traducimos la poesía rusa al español, entrada de 19 de diciembre de 2015. Disponible en: <https://transruspoetry.wordpress.com/

viernes, 3 de julio de 2020

El baño

¿Quieres que nos bañemos
juntos una vez más?
Podemos ser de nuevo un par de cuerpos
húmedos y asombrados,
y comprobar que no me duele
que el agua nos separe.
Sentir que sólo el agua se interpone
entre tu piel y yo,
como desde el principio de los tiempos,
y esa certeza sea dulce
y tibia y luminosa.
Como nunca lo ha sido.


Amalia Bautista
Poeta española

lunes, 22 de junio de 2020

Los pasos lejanos


Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.

Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.
Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.


César Vallejo
(Poeta peruano)

sábado, 13 de junio de 2020

Sfumato


Tan áspero era el mundo, tan hiriente,
que él lo difuminó para mis ojos.
Tan profundo era el corte que me hacían
las aristas de todo lo real,
que él decidió limarlas.
Tanto daño me hacía el movimiento
de la vida voraz,
que él lo detuvo en un instante.


Un preciado regalo contra el mundo,
contra la realidad, contra la vida,
contra la lucidez
y contra mi tristeza.


Amalia Bautista
Poeta española
Visto en: http://www.mad-actions.com/tanmortalstandivines/02amalia_bautista/02amalia_bautista.html

miércoles, 27 de mayo de 2020

Ágape


Hoy no ha venido nadie a preguntar;
ni me han pedido en esta tarde nada.

No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesión de luces.
Perdóname, Señor: qué poco he muerto!

En esta tarde todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.

Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.

He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aquí se queda!

Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma el alma mía.

Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!



César Vallejo
(Poeta peruano)

viernes, 22 de mayo de 2020

Difuso entremés

Vos, ya te habrás dado cuenta
la situación del flirteo natural
por feromonas que está ocurriendo
en nuestro aire cósmico de primavera.
Ayer quise besar tus labios: expertos o maduros,
según sea el caso,
ya que tus ojos no dejaban de tentármelo,
una mirada fija detrás de dos lunas
y una aprobación de sonrisa tuya
que enmarcaban el camino a la provocación.

-

miércoles, 6 de mayo de 2020

Notre chanson

Mi adorada, mi pequeña, te recuerdo en el florecimiento de tu vida, tus quince inmaduros años de amor y de ternura, aún cuando la vida no era así para ti.
Querida mía, ¿aún seguirás sentándote a la luz de la luna o de tu computador, con lágrimas en los ojos, escribiendo sobre lo injusto que era tu vida o sobre tus amores imposibles? Reproduciendo en tu máquina esas canciones que presionaban tu corazón, que hacían triste cada noche porque era ahí donde podías expulsar todo lo que llevabas en tus entrañas.

Quisiera regresar a ti para consolarte.

Ya debes de ser una mujer, en la edad que vives sin temores o que te da igual la vida, pero sé que muy dentro tuyo aún sigues siendo la niña que conocí años atrás: indecisa, preocupada o despreocupada porque ibas en ese vaivén de la vida, alegre minuciosa, de sonrisa sincera y enmascarada y de nostálgicos recuerdos que nunca descubrí de qué.

Ojalá no hayas cambiado en nada.

Iré por ti en el momento que sea el adecuado.

martes, 28 de abril de 2020

Volar

Ya escondí un amor por miedo de perderlo.
Ya perdí un amor por esconderlo.
Ya me aseguré en las manos de alguien por miedo.
Ya he sentido tanto miedo, hasta el punto de no sentir mis manos.
Ya expulsé a personas que amaba de mi vida, ya me arrepentí por eso.
Ya pasé noches llorando hasta quedarme dormida.
Ya me fui a dormir tan feliz, hasta el punto de no poder cerrar los ojos.
Ya creí en amores perfectos, ya descubrí que ellos no existen.
Ya amé a personas que me decepcionaron, ya decepcioné a personas que me amaron.
Ya pasé horas frente al espejo tratando de descubrir quién soy.
Ya tuve tanta certeza de mí, hasta el punto de querer desaparecer.
Ya mentí y me arrepentí después.
Ya dije la verdad y también me arrepentí.
Ya fingí no dar importancia a las personas que amaba, para más tarde llorar en silencio en un rincón.
Ya sonreí llorando lágrimas de tristeza, ya lloré de tanto reír.
Ya creí en personas que no valían la pena, ya dejé de creer en las que realmente valían.
Ya tuve ataques de risa cuando no debía. Ya rompí platos, vasos y jarrones, de rabia.
Ya extrañé mucho a alguien, pero nunca se lo dije.
Ya grité cuando debía callar, ya callé cuando debía gritar.
Muchas veces dejé de decir lo que pienso para agradar a unos, otras veces hablé lo que no pensaba para molestar a otros.
Ya fingí ser lo que no soy para agradar a unos, ya fingí ser lo que no soy para desagradar a otros.
Ya conté chistes y más chistes sin gracia, sólo para ver a un amigo feliz.
Ya inventé historias con finales felices para dar esperanza a quien la necesitaba.
Ya soñé de más, hasta el punto de confundir la realidad.
Ya tuve miedo de lo oscuro, hoy en lo oscuro me encuentro, me agacho, me quedo ahí.
Ya me caí muchas veces pensando que no me levantaría, ya me levanté muchas veces pensando que no me caería más.
Ya llamé a quien no quería sólo para no llamar a quien realmente quería.
Ya corrí detrás de un carro, por llevarse lejos a quien amaba.
Ya he llamado a mi madre en el medio de la noche, huyendo de una pesadilla. Pero ella no apareció y fue una pesadilla peor todavía.
Ya llamé a personas cercanas de "amigos" y descubrí que no lo eran... a algunas personas nunca necesité llamarlas de ninguna manera y siempre fueron y serán especiales para mí...
No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre.
No me muestren lo que esperan de mí porque voy a seguir mi corazón.
¡No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente!
No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. ¡Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre!
Me gustan los venenos más lentos, las bebidas más amargas, las drogas más potentes, las ideas más insanas, los pensamientos más complejos, los sentimientos más fuertes. Tengo un apetito voraz y los delirios más locos.
Pueden hasta empujarme de un risco y yo voy a decir:
"¿Qué más da? ¡Me encanta volar!.



Clarice Lispector.
Brasil, 1920 - 1977

lunes, 27 de abril de 2020

Tristitia


Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola,
se deslizó en la paz de una aldea lejana,
entre el manso rumor con que muere una ola
y el tañer doloroso de una vieja campana.

Dábame el mar la nota de su melancolía;
el cielo, la serena quietud de su belleza;
los besos de mi madre, una dulce alegría,
y la muerte del sol, una vaga tristeza.

En la mañana azul, al despertar, sentía
el canto de las olas como una melodía
y luego el soplo denso, perfumado, del mar,
y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste;

mi padre era callado y mi madre era triste
y la alegría nadie me la supo enseñar.



- Abraham Valdelomar -

jueves, 23 de abril de 2020

La Casa Vacía

Voy a la casa donde no viviremos
a mirar los muros que no se levantarán.

Paseo las estancias
y abro las ventanas
para que entre el tiempo de ayer envejecido.

¡Si vieras!
Entre las buganvillas
cansadamente juegan
los hijos que jamás tendremos.

Yo los miro. Ellos me miran.
Mi corazón humea.
Éste es el sitio
donde mi corazón humea.

Y a esta hora,
en el balcón, callada,
yo sé que tú también te mueres
y piensas en mí hasta ensangrentarte,
Yo también pienso en ti.

Óyeme donde estés:
por esta herida no sale sólo sangre:
me salgo yo.


Manuel Scorza

miércoles, 15 de abril de 2020

¿Qué cuántos años tengo?

Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo…

¡Qué importa éso!

Tengo la edad que quiero y siento. 
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso. 
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.

Tengo la experiencia de los años vividos 
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo! 
No quiero pensar en ello.

Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.

Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, 
sino lo que mi corazón siente 
y mi cerebro dicte.

Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, 
para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, 
rectificar caminos y atesorar éxitos.

Ahora no tienen porqué decir: 
Eres muy joven… no lo lograrás.

Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, 
pero con el interés de seguir creciendo. 
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, 
y las ilusiones se convierten en esperanza.

Tengo los años en que el amor, 
a veces es una loca llamarada, 
ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada.

Y otras un remanso de paz, 
como el atardecer en la playa.

¿Qué cuántos años tengo? 
No necesito con un número marcar, 
pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, 
las lágrimas que por el camino derramé al ver mis ilusiones rotas…

Valen mucho más que eso.

¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!

Lo que importa es la edad que siento.

Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.

Para seguir sin temor por el sendero, 
pues llevo conmigo la experiencia adquirida 
y la fuerza de mis anhelos.

¿Qué cuantos años tengo? 
¡Eso a quién le importa!

Tengo los años necesarios para perder el miedo 
y hacer lo que quiero y siento.



José Saramago

martes, 7 de abril de 2020

¿Con qué puedo retenerte?

¿Con que puedo retenerte?
Te ofrezco magras calles, ocasos desesperados, la luna
de los corroídos suburbios.
Te ofrezco la amargura de un hombre que ha mirado
largamente a la luna solitaria.
Te ofrezco mis antepasados, mis muertos, los fantasmas
que hombres vivientes han honrado en mármol:
el padre de mi padre muerto en la frontera
de Buenos Aires, dos balas a través de sus pulmones,
barbado y muerto, envuelto por sus soldados
en el cuero de una vaca; el abuelo de mi madre
-con tan solo venticuatro años- encabezando
una carga de trescientos hombres en el Perú, ahora
espectros en desvanecidos caballos.
Te ofrezco cualquier agudeza que puedan contener
mis libros, cualquier hombradía o humor en mi vida.
Te ofrezco la lealtad de un hombre que nunca ha sido leal.
Te ofrezco ese meollo de mí mismo que he salvado,
de alguna manera: el corazón central que no
comercia con palabras, no trafica con sueños,
y está intocado por el tiempo, por la alegría,
por las adversidades.
Te ofrezco la memoria de una rosa amarilla vista
en el ocaso, años antes de que hubieras nacido.
Te ofrezco explicaciones de ti misma, teorías sobre ti misma,
auténticas y sorprendentes noticias de ti misma.
Te puedo dar mi soledad, mi oscuridad, el hambre
de mi corazón; trato de sobornarte con
la incetidumbre, con el peligro, con la derrota.


Jorge Luis Borges

miércoles, 25 de marzo de 2020

Kutisaq

Kutisaq!
Sapaynipim wayra
¡ripukuy! niwaq 
wiksaymanta jasapakuspa
yarqaymanta kapti.
Ripusqay punchawñataqmi,
orqokuna, chaqrakuna waqarqa;
rumikuna, sachakuna, mayupas,
qowikuna, ovejakuna, atoqkunapas,
¡wañuyni unanchaq tukupas!
Allqoypa anyayninkunam rikchakapuwaq
 aychaymanta ruwasqa charango cuerdakuna
nanaywan siptikuq
karunchakusqayman jina.
Ripuytaqa ripukurqanim,
chu, llaqtaypim sonqoyta saqerqani,
yuyarisqay wawqeykunatapas
sara ukupi pukllachkaq
qala chaki warmakunata jina.
Mamaytapas yuyarinim
waqasqanpi sutuschkaq weqeyoqta;
chaqraykunata, ovejaykunatapas,
yanaytañataq mayu patanpi
samayninwan kuyayninta
chayachimuwachkaqta jina.
Kunanñataqmi kay karu llaqtapi,
mana nunayoq runapa llaqtanpi,
musyanim llaqtaymanta jamuq wayrata
kutichikuwayta munaspa,
musyaykim yanallay
lliw ima japisqaypi
musyanim qamwan sonqoy kasqanta
chay raykum ¡kutisaq! llaqtayman.


Traducción
¡Volveré!
El aire en silencio
me decía que me vaya, 
bostezando desde mis entrañas, 
cuando tenía hambre.
El día de mi partida lloraron
los cerros, las chacras,
las piedras, los árboles, el rio,
los cuyes, las ovejas, los zorros,
hasta el búho que presagiaba mi muerte.
Los aullidos de mi perro parecían
cuerdas de charango hechas de mi propia carne,
que poco a poco se arrancaban,
con la distancia y el dolor.
Entonces me fui,
pero en mi pueblo quedó mi alma,
mis hermanos que aún los imagino
niños descalzos
jugando en el maizal;
también recuerdo a mi madre,
con sus ojitos llorosos
por mi partida
mis chacras y ovejas aun llorando,
y mi amor en el río,
con su aliento
llena de candor.
Y en esta ciudad lejana
ciudad de gente sin alma,
siento el aire venido de mi tierra
queriendo llevarme de regreso;
te siento a ti amor mío
en todo lo que toco;
siento que mi corazón quedó contigo, 
y por eso ¡volveré!


Ciro Gálvez Herrera

domingo, 22 de marzo de 2020

La Jaula


Afuera hay sol.
No es más que un sol
pero los hombres lo miran
y después cantan.

Yo no sé del sol.
Yo sé la melodía del ángel
y el sermón caliente
del último viento.
Sé gritar hasta el alba
cuando la muerte se posa desnuda
en mi sombra.

Yo lloro debajo de mi nombre.
Yo agito pañuelos en la noche
y barcos sedientos de realidad
bailan conmigo.
Yo oculto clavos
para escarnecer a mis sueños enfermos.

Afuera hay sol.
Yo me visto de cenizas.



Alejandra Pizarnik

domingo, 15 de marzo de 2020

Esta tarde


Ahora quiero amar algo lejano...
Algún hombre divino
Que sea como un ave por lo dulce,
Que haya habido mujeres infinitas
Y sepa de otras tierras, y florezca
La palabra en sus labios, perfumada:
Suerte de selva virgen bajo el viento...

Y quiero amarlo ahora. Está la tarde
Blanda y tranquila como espeso musgo,
Tiembla mi boca y mis dedos finos,
Se deshacen mis trenzas poco a poco.

Siento un vago rumor... Toda la tierra
Está cantando dulcemente... Lejos
Los bosques se han cargado de corolas,
Desbordan los arroyos de sus cauces
Y las aguas se filtran en la tierra
Así como mis ojos en los ojos
Que estoy sonañdo embelesada...

Pero
Ya está bajando el sol de los montes,
Las aves se acurrucan en sus nidos,
La tarde ha de morir y él está lejos...
Lejos como este sol que para nunca
Se marcha y me abandona, con las manos
Hundidas en las trenzas, con la boca
Húmeda y temblorosa, con el alma
Sutilizada, ardida en la esperanza
De este amor infinito que me vuelve
Dulce y hermosa...


-Alfonsina Storni-

sábado, 14 de marzo de 2020

Solamente


Ya comprendo la verdad

estalla en mis deseos

y en mis desdichas
en mis desencuentros
en mis desequilibrios
en mis delirios

ya comprendo la verdad

ahora
a buscar la vida




Alejandra Pizarnik

martes, 10 de marzo de 2020

Hoy, que me hiciste falta

09.03.2020

A casi dos meses de tu ausencia, aún sigo extrañándote.

A veces, la gente imagina que las mascotas pueden ser reemplazadas rápidamente como quien cambia de traje, como quien compra otros platos que le parecen mejores que el anterior, con un mejor diseño, un buen material… pero tú, mi amigo, no eres alguien suplantable.

Cómo olvidar cuando en medio de una seudoguerra con una profesora te tuve entre mis brazos a pocos días de mi cumpleaños. Recuerdo que lloré cuando te llevaron y mencioné a escondidas palabras de desafío a esa persona que te apartaba de mi lado. Mas luego regresaste, todo rechoncho, lleno de leche, a medio dormir, todo calentito y te dejé en una caja de cartón en la cocina. Iba a visitarte de vez en cuando, de puntillas, tan alegre como una niña de 7 años, ni si quiera encendía la luz para no molestarte y poder verte dormir. Fuiste en ese entonces como mi hijo. Como un hijo rescatado. Entre todos los que fuimos a ayudar a tu madre que parecía estar envenenada, nos hicimos cargo de ti y tus hermanos, mientras nos agenciábamos de insumos, incluso evadiéndonos del colegio, porque no podríamos dejarlos así, tan pequeños, con casi un mes de vida y tan penoso que sería estar sin su madre; sin embargo, todo apuntaba a que iba a ir mal y te escogí a ti porque me mordiste y ladraste para espantarnos, a nosotros los extraños, y te llevé conmigo para ocupar un lugar en mi casa, pero te quedaste eterno en mi corazón.

Matthias Chocolate fue tu primer nombre. Me gustaba la idea de colocar un nombre diferente a mi nuevo perro, pero no duró mucho y se quedó con Ruffo o Ruffus o Ruffino y todas las derivaciones que a lo largo de los años solía llamarte. Veinticuatro de mayo se quedó como tu cumpleaños, a tres días de los míos y cómo no íbamos a celebrar el tuyo, mi querido amigo.

Me quiebro ante tu recuerdo, porque hoy que volví a mi rutina habitual, tu sabes, el de ir a comprar las cosas para la casa y de fugarnos al parque un rato, no se pudo concretar.

Hiciste falta cuando al terminar de alistarme para salir quise llamarte y que tu bajaras por esas escaleras, donde solíamos correr o yo me sentaba contigo a hacerte masajes o simplemente a consolarte cuando tenías miedo de los terribles sonidos de los fuegos artificiales, hiciste falta ahí, porque te esperé, esperé a que bajaras rezongando, jadeando, mirándome con esos ojos color caramelo, inquieto, llorando por las ganas de salir y poder hablarte, indicándote que deberíamos caminar tranquilos por la acera y mojándote la cabeza para que no sientas tanto el calor.


Entonces salí donde ahora descansas y lo regué un poco, ya que hoy el sol nos despertó.

viernes, 21 de febrero de 2020

Larga espera

Fuimos en la lluvia, una gota de melancolía
que caía y mojaba las verdes hojas del césped
y que a la mañana siguiente
el rocío quedaba en nuestras madrigueras.

Fuimos viento de verano
tan imprevistos, tan llenos de optimismo,
cegados ante la locura de conocer nuestros lados,
ignorantes del vaivén de los temibles vientos.

Fuimos flor en plena primavera,
soñando por siempre que un verde nuevo estaría con nosotros,
rodeados de nuestro arcoiris
sin preveer que las hojas marchitaron pronto
cayendo en la vereda. 




Helena H.

sábado, 15 de febrero de 2020

Yo no le tengo miedo a la muerte

Yo nunca me río
de la muerte.
Simplemente
sucede que
no tengo
miedo
de
morir
entre
pájaros y arboles

Yo no me río de la muerte.
Pero a veces tengo sed
y pido un poco de vida,
a veces tengo sed y pregunto
diariamente, y como siempre
sucede que no hallo respuestas
sino una carcajada profunda
y negra. Ya lo dije, nunca
suelo reir de la muerte,
pero sí conozco su blanco
rostro, su tétrica vestimenta.

Yo no me río de la muerte.
Sin embargo, conozco su
blanca casa, conozco su
blanca vestimenta, conozco
su humedad y su silencio.

Claro está, la muerte no
me ha visitado todavía,
y Uds. preguntarán: ¿qué
conoces? No conozco nada.
Es cierto también eso.
Empero, sé que al llegar
ella yo estaré esperando,
yo estaré esperando de pie
o tal vez desayunando.
La miraré blandamente
(no se vaya a asustar)
y como jamás he reído
de su túnica, la acompañaré,
solitario y solitario.


Javier Heraud

jueves, 13 de febrero de 2020

Lo que retumba mi mente

Fue en la tarde cuando empecé a quererte. Salía a la calle con una sonrisa en el rostro después de recordar todo lo conversado y como un flashback, así, algo fugaz, Melgar me decía que yo ya no era dueña de mi, sino del amor mismo.

Y pude darme a ese amor, sin reparos a perder.


lunes, 10 de febrero de 2020

Sin deudas

Hoy mi noche se viste de ansiedad,
de lóbregos recuerdos, de oscuros miedos..

Pero que pecado he cometido 
más que amar a quien yo quería?
Yo ame, y lo amé, sabes...
No solo lo pude ver como anhelante deseo 
sino que también sentí su piel, 
saboreé sus labios y el me impregnó de ásperas caricias también, 
tuve su cuerpo desde el primer momento que los dos lo quisimos, 
sin ataduras, sin compromisos, 
conocí su calor, 
me refresque en su aliento 
y gocé de sus palabras 
y por corto espacio se alojó en mi corazón 
y yo en el suyo.
No me juzgues por amar, cariño, 
no es un pecado querer con ansias..
recuerda que querer lo prohibido gana más 
y en mi la llama estaba encendida.
Bien lo sabes que a ti pude entregar mi amor en su momento 
pero que las cosas no bien encaminadas llevan al fracaso.



-Émile-

sábado, 8 de febrero de 2020

Alma Desnuda


Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice: libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega.

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.



-Alfonsina Storni-

viernes, 24 de enero de 2020

Frente al mar


Oh mar, enorme mar, corazón fiero
De ritmo desigual, corazón malo,
Yo soy más blanda que ese pobre palo
Que se pudre en tus ondas prisionero.

Oh mar, dame tu cólera tremenda,
Yo me pasé la vida perdonando,
Porque entendía, mar, yo me fui dando:
«Piedad, piedad para el que más ofenda».

Vulgaridad, vulgaridad me acosa.
Ah, me han comprado la ciudad y el hombre.
Hazme tener tu cólera sin nombre:
Ya me fatiga esta misión de rosa.

¿Ves al vulgar? Ese vulgar me apena,
Me falta el aire y donde falta quedo,
Quisiera no entender, pero no puedo:
Es la vulgaridad que me envenena.

Me empobrecí porque entender abruma,
Me empobrecí porque entender sofoca,
¡Bendecida la fuerza de la roca!
Yo tengo el corazón como la espuma.

Mar, yo soñaba ser como tú eres,
Allá en las tardes que la vida mía
Bajo las horas cálidas se abría...
Ah, yo soñaba ser como tú eres.

Mírame aquí, pequeña, miserable,
Todo dolor me vence, todo sueño;
Mar, dame, dame el inefable empeño
De tornarme soberbia, inalcanzable.

Dame tu sal, tu yodo, tu fiereza.
¡Aire de mar!... ¡Oh, tempestad! ¡Oh enojo!
Desdichada de mí, soy un abrojo,
Y muero, mar, sucumbo en mi pobreza.

Y el alma mía es como el mar, es eso,
Ah, la ciudad la pudre y la equivoca;
Pequeña vida que dolor provoca,
¡Que pueda libertarme de su peso!

Vuele mi empeño, mi esperanza vuele...
La vida mía debió ser horrible,
Debió ser una arteria incontenible
Y apenas es cicatriz que siempre duele.


-Alfonsina Storni-

martes, 14 de enero de 2020

El amor que calla

Si yo te odiara, mi odio te daría
en las palabras, rotundo y seguro;
¡pero te amo y mi amor no se confía
a este hablar de los hombres tan oscuro!

Tú lo quisieras vuelto un alarido,
y viene de tan hondo que ha deshecho
su quemante raudal, desfallecido,
antes de la garganta, antes del pecho.

Estoy lo mismo que estanque colmado
y te parezco un surtidor inerte.
¡Todo por mi callar atribulado
que es más atroz que entrar en la muerte!


Gabriela Mistral

martes, 7 de enero de 2020

Patria Pobre

Yo conocí en mi patria sólo rostros vacíos,
hombres de mirada prematuramente cana,
balnearios de hueso
donde antes de tiempo veraneaba la muerte.
Yo sólo recuerdo ojos en la niebla
Así era mi padre:
un hombre que miraba la lejanía
como si él mismo estuviera por venir;
así son los que en mí caminan cuando duermo,
así son los hombres, las cárceles, los pueblos.
Yo no conocía el rostro de mi patria.
Tuvo que caérseme el corazón a un pozo;
tuve que verla con su cartel de ciego en los suburbios,
tuve que oírla llorar de miedo en las prisiones,
para comprender que la patria
era quien me dolía bajo tanto dolor.
Porque no es cierto que en mi patria
crezca una flor de espuma inmóvil,
no es cierto que el crepúsculo
coma en la mano azul de las muchachas.
Yo sólo vi pueblos ojerosos,
sementeras de gritos,
gemidos tan grandes
que ni por las calles más largas podían pasar.
Yo no tengo tardes fulgurantes
ni muchachas risueñas de amor.
Yo apenas recuerdo un país tan pobre,
que ni en el ocaso da sombra.


Manuel Scorza

Todo esto es mi país

Mi país, ahora lo comprendo, es amargo y dulce;
mi país es una intensa pasión, un triste piélago, un incansable manantial
de razas y mitos que fermentan;
mi país es un lecho de espinas, de caricias, de fieras,
de muchedumbres quejumbrosas y altas sobre heladas;
mi país es un corazón clavado a martillazos,
un bosque impenetrable donde la luz se precipita
desde las copas de los árboles y las montañas inertes;
mi país es una espuma, un aire, un torrente, un declive florido,
un jardín metálico, longevo, hirviente, que vibra
bajo soles eternos que densos nubarrones atormentan;
mi país es una fiesta de ebrios, un fragor de batalla, una guerra civil,
un silencioso páramo cuyos frutos son jugosos,
un banquete de hambres, un templo de ceremonias crueles,
un plato vacío tendido hacia la nada,
un parque con niños, con guitarras, con fuegos,
un crepúsculo infinito, una habitación abandonada, un angustiado grito,
un vado apacible en el cual se celebra la vida;
mi país es un sepulcro en medio de la primavera,
una extraña silueta que abruma con su brillo la soledad,
un anciano que camina lentamente, un ácido que horada los ojos,
un estrépito que apaga todas las músicas terrenales,
un alud de placeres, un relámpago destructor, un arrepentimiento sin culpa.
un sueño de oro, un despertar de cieno, una vigilia torva,
un día de pesar y otro de risa que la memoria confunde,
un tejido de lujo, una desnudez impúdica, una impaciente eternidad;
mi país es un recuerdo y una premonición, un pasado inexorable
y un porvenir de olas, resurrecciones, caídas y festines;
mi país es mi temor, tu ira, la voracidad de aquel,
la miseria del otro, la defección de muchos, la saciedad de unos cuantos,
las cadenas y la libertad, el horror y la esperanza, el infortunio y la victoria,
la sangre que fluye por las calles hasta chocar con el horizonte
y de ahí retorna como una resaca sin fin;
mi país es la mujer que amo y el amigo que abrazo tan sólo por amigo,
el extraño que te sorprende con su odio y el que te da la mano porque quiere;
mi país es la ventana a través de la cual miro la tarde,
la tarde que cae con sus ramos de melancolía en mi pecho,
y el agua matinal con que limpio mis pupilas de imágenes sucias,
el aire que respiro al salir de mi casa cada día,
y la gente que se precipita conmigo a los quehaceres sin sentido,
el trabajo, la fatiga, la enfermedad, la locura, el pensamiento,
la prisa, la desconfianza, el ocio, el café, los libros, las maldiciones;
mi país es la generosa mesa de mi casa y los rostros familiares
donde contemplo la marea incansable de mi dicha,
el cigarrillo que consumo como una fe que se renueva
y el perro cuya piel es cálida como su amistad; mi país son los mendigos y los ricos, el alcohol y la sed,
la aventura de existir y el orden en que elijo mis sacrificios;
mi país es cárcel, hospital, hotel, y almacén, hogar, arsenal;
mi país es hacienda, sembrío, cosecha;
mi país es escasez, sequía, inundación;
mi país es terremoto, lluvia, huracán;
mi país es vegetal, mineral, animal;
mi país es flexible, rígido, fluido:
mi país es líquido, sólido, inestable;
mi país es republicano, aristocrático, perpetuo;
mi país es una cuna, tumba, lecho nupcial;
mi país es indio, blanco, mestizo:
mi país es dorado, opaco, luminoso;
mi país es amable, hosco, indiferente;
mi país es azúcar, tungsteno, algodón;
mi país es plata, nieve, arena;
mi país es rudo, delicado, débil y vigoroso, angelical y demoníaco;
mi país es torpe y perfecto;
mi país es enorme y pequeño;
mi país es claro y oscuro;
mi país es cierto e ilusorio;
mi país es agresivo y pacífico;
mi país es campana,
mi país es torre,
mi país es isla,
mi país es arca,
mi país es luto,
mi país es escándalo,
mi país es desesperación,
es crisis, escuela, redención, ímpetu, crimen,
y lumbre, choque, cataclismo,
y llaga, renunciación, aurora,
y gloria, fracaso, olvido;
mi país es tuyo,
mi país es mío,
mi país es de todos,
mi país es de nadie, no nos pertenece, es nuestro, nos lo quitan,
tómalo, átalo, estréchalo contra tu pecho, clávatelo como un puñal,
que te devore, hazlo sufrir, castígalo y bésalo en la frente,
como a tu hijo, como a un padre, como a alguien cansado que acaba de nacer,
porque mi país es,
simple, pura e infinitamente es,
y el amor canta y llora, ahora lo comprendo, cuando ha alcanzado lo imposible.



Sebastián Salazar Bondy